Resulta justo que los maestros exijan una jubilación que ya se les había prometido. El anterior presidente acostumbrado a decir mentiras y medias verdades, prometió que las maestras se podrían jubilar a los 28 años de servicio y los hombres a los 30. Pero ahí no para la cosa, también la actual presidenta, prometió lo mismo, desde luego que lo hizo para congraciarse con los maestros para que le dieran el sufragio. Y es que, los maestros en México se jubilan hasta los 35 años de servicio o hasta que cumplan 65 años de edad, de acuerdo a la última reforma del 2007.
En ese momento, el gobierno federal en contubernio con el SNTE, le vendieron al magisterio, un discurso de mentiras y promesas. Muchos maestros ilusos, sobre todo los más nuevos, creyeron que pasándose a cuentas individuales tendrían más beneficios. En los hechos es que los engañaron. Los maestros saben que, al momento de la jubilación, esta va acompañada con cuadros de diabetes e hipertensión.
Es triste decirlo, pero muchos maestros al recibir una pírrica cantidad económica por su jubilación, solo pernoctan en sus hogares, esperando una muerte temprana. Sin embargo, si la jubilación fuera más temprana, aun podrían disfrutar de tiempo de calidad con sus seres amados. Es lo menos que se merecen los maestros mexicanos.