Son simuladores los de la Cuarta Transformación. Ya un día realizaron un evento en el Palacio de Bellas Artes, un supuesto evento cultural que en realidad era para rendir culto al “apóstol de Jesús” Naasón Merarí Joaquín García, líder de la secta La luz del mundo. A los pocos días las autoridades americanas lo agarraron por delitos de índole sexual en contra de menores. Esta vez en el Museo Nacional de Artes, MUNAL, se llevó a cabo la boda de Martín Borrego Llorente y su esposo Ionut Valcu, número dos de la embajada de Rumania en México.
Dice Claudio Ochoa en su columna de El universal: «Hubo cocteles y vino, no era boda. Hubo bocadillos, no era boda. Hubo arreglos florales, no era boda. Hubo sesión de fotos de los novios, no era boda. Hubo felicitaciones por parte de los invitados, no era boda. Hubo misa, no era boda». Por supuesto, las autoridades del MUNAL niegan que haya habido una boda, los que se casaron niegan que haya sido una boda. La misma Alicia Bárcenas, entonces secretaria de Relaciones Exteriores niega que haya sido una boda.
El problema es que las fotos en el MUNAL, las felicitaciones a los contrayentes en las redes sociales, los comentarios de los 70 invitados, dan fe de que lo que se realizó ahí no fue un aniversario de las relaciones entre México y Rumania, sino la formalización de las relaciones amorosas entre un mexicano y un rumano. Basta de Simulaciones.