El error de Verónica Hernández Giadans, fue prestarse como mercancía en renta ante el malogrado, Eric Patrocinio Cisneros, un personaje que creyó que el poder es eterno. Hoy, la aun titular de la fiscalía del estado, sabe muy bien lo que significa la frase, «los carniceros de hoy serán las reses del mañana». Verónica Hernández Giadans nunca pudo quitarse el tufo de espuria que le perseguía a donde quiera que esta fuera, de nada sirvió que se disfrazara como elemento policiaco, con la pistola apuntando hacia los asistentes.
Conforme avanzaba la administración del inepto Cuitláhuac García y la Fiscalía estatal no tenía resultados qué presumir, Hernández Giadans fue labrando su caída inevitable. No solo por la vergonzosa salida del amo y señor de la negritud, quien era quien la apalancaba en el puesto, sino por su ineptitud y por prestarse como punta de lanza para las vendettas rencorosas, que el remedo de gobernador aplicaba a sus enemigos políticos.
Hoy Verónica Hernández Giadans, sabe que no se encuentra en el ánimo de la nueva gobernadora, sabe que sus días están contados, reconoce que la moneda está en el aire, y por eso, sabe muy bien, que hay muchas posibilidades de ser inquilina del penal de Pacho, un lugar donde mandó a muchos enemigos del gobernador y de su inefable protector, el malogrado, Bola 8.