Un arancel tan alto incrementaría los precios, afectando directamente a la competitividad de estas industrias. Además, sectores como el textil, alimentos y bebidas también enfrentarían un impacto significativo, pues dependen en gran medida del mercado estadounidense. Por su parte, Claudia Sheinbaum, presidenta de México, aseguró que responderá con medidas equivalentes si los aranceles se materializan, enfatizando la necesidad de cooperación y diálogo. Señaló que las medidas arancelarias podrían desestabilizar las economías de ambos países, contraviniendo los principios del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Mientras tanto, analistas han advertido que esta política también podría perjudicar a los consumidores estadounidenses, ya que provocaría un aumento en los precios y posibles interrupciones en las cadenas de suministro, afectando a ambas economías de manera significativa.