El obispo Salvador Rangel perdona a todos los mal pensados y a los que le hicieron daño. «Asté perdone su mercé», pero eso del sildenafil, los condones y el motel confunden

Rangel
El obispo Salvador Rangel perdona a todos los mal pensados y a los que le hicieron daño FOTO: WEB

Autoridades del gobierno de Morelos afirman que existen videos en los que se ve al obispo Salvador Rangel entrando a un motel, en su camioneta VW nuevecita, acompañado de un joven que trabaja en una pizzería. En la carpeta de investigación se anotó que entre las cosas que encontraron en el motel donde se hallaba desmayado el obispo había condones, lubricante para partes íntimas y pastillas de sildenafil. «Asté perdone su mercé», pero esas cosas nos hacen pensar cosas malas.

Quizá por ello nos acogemos al perdón del señor obispo, quien ya lanzó un comunicado en el que, si bien no explica qué es lo que le pasó, sí perdona a todos los mal pensados y a los que le hicieron daño: «Con todo mi corazón perdono a todas las personas que me han hecho daño por los hechos de los que he sido víctima, así como a aquéllos que me han revictimizado producto de la desinformación».

Por supuesto, no negamos que el obispo busque el bien de su comunidad ni que su activismo haya ayudado a mucha gente. Sin embargo, por esa misma razón, el señor obispo debería cuidar más su reputación, cuidar más su persona. Si tiene chofer, por qué salirse en fin de semana como niño malcriado a escondidas. Disculpe por ser tan mal pensados, pero

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