Lo que le ocurrió a la candidata de Morena al gobierno de Veracruz en Lerdo de Tejada es una de las tantas muestras de lo que se sembró en Veracruz: “Promesas, falsedades y olvido”. Tanto Cuitláhuac García como Juan Javier Gómez Cazarín se burlaron de los trabajadores del ingenio San Francisco El Naranjal. Casi llora el dramático de Cazarín al empezar a derruir el viejo ingenio, con la promesa de reactivarlo poco tiempo después. Era una orden del presidente López Obrador que no se cumplió, y no sólo no se cumplió, hasta se burlaron de la gente de Lerdo, pues ellos, Cazarín y Cuitláhuac, se quedaron con el dinero de la chatarra de ese ingenio.
Por ello la molestia de la gente de Lerdo de Tejada, porque se quedaron sin su trabajo, sin la fuente de ingresos con lo que mantenían a su familia. Esa es la molestia que tuvo que padecer la candidata Rocío Nahle. Ese es el Veracruz que el gobernador le ofrece a la candidata de su partido, un Veracruz molesto por las constantes muestras de estulticia de este gobernador al que el presidente López Obrador venía a decirle a cada rato que era “un hombre honesto, lo mejor que le ha pasado a Veracruz.
Es comprensible entonces que muchos de los cercanos al gobernador hayan sido marginados de las diputaciones plurinominales. Es comprensible que ni siquiera hayan sido tomados en cuenta para coordinar alguna agenda de la candidata de Morena; es comprensible que los quiera lo más alejado posible de su persona.
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