Amílcar Olán tenía un modesto negocio de venta de azulejos en Villahermosa, pero su verdadero patrimonio era ser amigo del hijo de López Obrador, amigo de Andrés Manuel López Beltrán, “Andy”. Cuando el padre de Andy llegó al poder, los amigos se volvieron a encontrar y esa relación inició una empresa de tráfico de influencias que ha redituado miles de millones de pesos en contratos asignados de manera directa o de manera chueca. Pero esa cofradía, a la que ya se llama “El Clan”, y que incluye a los otros hijos de López Obrador, amigos y empleados del presidente, ha sido descubierta, lo que puso en jaque al “Clan” y a la amistad entre los dos cofrades.
Relata el periodista Claudio Ochoa en su columna de El Universal: «La relación cambió. Ya no son los buenos amigos que un día vivieron juntos en la Ciudad de México. Desde que Latinus publicó los audios que revelan el tráfico de influencias y la descarada corrupción de los hijos del Presidente y sus amigos, las cosas cambiaron para los integrantes de “El Clan”, específicamente para estos dos».
Anota Claudio Ochoa que Amílcar ha recibido varios mensajes que él ha leído como amenazas. Esos mensajes dicen que su inmunidad está en riesgo y que él podría ser una especie de conejillo de indias, aunque es más posible que sea el “chivo expiatorio” del sexenio de López Obrador. ¿Cuál ha sido la respuesta de Amílcar Olán?
Dice el periodista: «Amílcar advirtió que todo lo que ha hecho con el hijo del Presidente, lo tiene documentado. Todas las conversaciones, todo el dinero, cada reunión y conversación con personajes de la trama». Lo más grave es que la historia de “El Clan” aun no termina. Hay más audios, más documentos, más negocios turbios que habrán de salir al debido tiempo.
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