Resulta sospechoso que Ciro Gómez Leyva, quien ha sido constantemente atacado por López Obrador, esté tratando de lavarle la cara al presidente, entrevistando a los implicados en la trama de las donaciones del narco a la campaña presidencial de López Obrador en el 2006. El periodista entrevista a los implicados, les da la palabra, les pregunta si es cierto lo que dicen los reportajes y ellos dicen que no, que no es cierto, que es una infamia, que son ataques en contra del presidente. Entonces Ciro, “santo patrono de las causas perdidas” sentencia: «Esto echa abajo el reportaje». ¿Así de fácil? ¿En serio esperaba Ciro que los tipos le dijeran algo contrario? ¿Esperaba que los sujetos asumieran su culpa, su responsabilidad?
Ya entrevistó a Nico, quien fuera chofer de López Obrador, y este, quien tiene una colección de autos de lujo, le dijo que es mentira que él haya recibido dinero del narco. Ciro también entrevistó a Mauricio Soto Caballero, acusado de reunirse con los narcos, uno de los hombres más cercanos de López Obrador.
Por supuesto Caballero negó las acusaciones, se puso como víctima, como una blanca palomita y Ciro se lo certificó. No es la primera vez que Ciro actúa de esa manera. En su momento se fue en contra de Carmen Aristegui y el reportaje sobre la trata de bancas en el PRI de la Ciudad de México, encabezada por su amigo Cuauhtémoc Velázquez de la Torre. Ciro en su momento defendió a Javier Duarte y a otros que tenían la causa perdida.
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