Y todavía lo anuncian como si se tratara del nacimiento de Jesús en Belem: «Polo Deschamps representa el empuje, la creatividad, el talento y los resultados que las nuevas generaciones de veracruzanos requieren para impulsar al estado, me da mucho gusto que haya aceptado el liderazgo que está demando Veracruz». Polo Deschamps en Veracruz ya no representa nada, sólo es un panista que dejó de serlo apenas el 2 de febrero. Su trayectoria política no pasa de ser alcalde de Medellín y diputado local. Pero últimamente sólo fue comensal en algunos restaurantes caros donde se dejaba ver compartiendo la el pan y la sal con algunos periodistas.
Por supuesto, Polo Deschamps, como candidato de Movimiento Ciudadano no tiene la menor oportunidad de ganar la elección. No sólo nos referimos a la ventaja que le lleva Pepe Yunes o la misma Rocío Nahle, sino por la trayectoria política de cualquiera de sus contendientes. Por supuesto, Sergio Gil Rullán hubiera sido mejor candidato, sin embargo, en Movimiento Ciudadano se hace lo que Dante Delgado ordena.
Tan es así que Dante se anotó en la primera fórmula al Senado. Dante necesitaba un equivalente de Jorge Álvarez Máynez, su candidato presidencial, necesitaba una especie de monigote que le hiciera comparsa a la candidata de Morena y que mejor monigote que el expanista Polo Deschamps.
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