Desde el momento en que se dio a conocer el caso del perrito, al que dos adolescentes le quitaron la vida colocándole cohetes en la cabeza y el hocico, la ciudadanía exige justicia. El castigo que los implicados merecen debe servir de ejemplo para que este tipo de acciones no se vuelva a repetir. Cabe recordar que fue el pasado 31 de diciembre cuando dos adolescentes de 14 años encontraron a un perro frente a la explanada del monumento a Emiliano Zapata de El Refugio en Ciudad Fernández, San Luis Potosí. Luego de colocarle explosivos en la cabeza y en el hocico prendieron las mechas y tras la explosión ocasionaron que el perrito muriera instantáneamente.
Algunos vecinos de la zona se percataron de lo que había ocurrido por lo que increparon y detuvieron a los responsables. Sin embargo, los menores se excusaron diciendo que el perrito los persiguió con la intención de morderlos. Los vecinos son testigos de que las palabras que usaron los menores en su defensa son falsas. Indican que el perrito no les estaba haciendo nada para que le quitaran la vida de esa manera tan vil. A 3 días de lo ocurrido la Fiscalía General de San Luis Potosí indica que ya tienen identificados a los responsables y se levantaran cargos en su contra, sin embargo, no hay avances concretos.
Mientras tanto, la grabación de la muerte del perrito sigue circulando en las redes sociales. ¿Acaso no es momento de reflexionar y hacer consciencia sobre la prohibición definitiva de la pirotecnia? ¿Acaso después de que un ser vivo pierde la vida por los juegos pirotécnicos continúa siendo una tradición divertida? ¿Acaso este tipo de adolescentes no merece un castigo ejemplar luego de que demuestran que no tienen corazón?
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