Por culpa del “Tortas”, Rocío Nahle margina a Gómez Cazarín

- en Opinión
* “El Carón” no se quiso distanciar de Enrique Navarro * Nahle temía filtraciones de información a Marcelo Montiel * Se deshace de aliados * Primero Bola 8; ahora Gómez Cazarín * Xóchitl no sale de los ‘xingaos’, las ocurrencias… y ya se estancó * Pavón, otro duartista que quiere regresar * Repudio al alcalde de Agua Dulce

/ Por semanas y meses, Juan Javier Gómez Cazarín escuchó la instrucción: deshacerse de Enrique Navarro, alias El Tortas, su lugarteniente en el Congreso de Veracruz, su íntimo. Se negó. Y entonces Rocío Nahle lo vetó.

Aferrado a sus tripas, al sentimiento más que a la razón, meditó y meditó, tomó la balanza, colocó en un platillo a la zacatecana y en el otro a su amigo de correrías, de futbol, de parranda, de trapacerías y de muchas otras insanas cosas más. Y el Tortas ganó.

Y Gómez Cazarín perdió.

Y Rocío Nahle lo jodió.

A la iluminada de Río Grande, la precandidata de Morena al gobierno estatal, le inquietaba ver al “Carón”, alias Gómez Cazarín, perder la compostura ante su otro yo, derretirse con sólo ver a Navarro, rendirse ante las tarugadas que solía escupirEl Tortas”, y saber de sus transas, y los negocios, y el desprecio a la ley, y la complicidad, y la frialdad con que sometían a todo aquel que tenía la osadía de objetar.

Dejó pasar las triquiñuelas en el Congreso de Veracruz, las que se perpetraron en la Dirección de Recursos Materiales, donde “El Tortas” era el rey, sus manos sucias en los contratos de publicidad con la prensa vendida, la operación de negocios turbios, entre ellos la refresquera Coyame que vende productos made in Tula, Hidalgo, y Puebla, como ha venido acreditando la periodista Claudia Guerrero Martínez, autora de Entre lo Utópico y lo Verdadero.

Todo le pasó Rocío Nahle. Magnánima cual es, le dio un período de gracia extenso, cinco años para robar hasta donde la mente y la uña les alcanzara. La zacatecana aplicó aquella de los capos, la de preservar el poder a cambio de corromper. Y los dejó hacer y deshacer.

Así hasta que Gomez Cazarín, que se sentía coordinador de la campaña y futuro secretario de Gobierno de Veracruz en el remoto —remotísimo— caso de que la zacatecana ganara la elección en 2024, se sintió superior.

Y Rocío Nahle lo bajó.

Otro sapo, más siniestro, más criminal, Eric Cisneros, también reventó. Encumbrado por Norma Rocío, la zacatecana, convertido en un auténtico delincuente con poder, usó la Secretaría de Gobierno para generar una ola de terror.

Cisneros, alias Bola 8, con la venia de Nahle, tuvo el control político, en sus manos a los alcaldes, a sus pies la Secretaría de Seguridad, a su disposición la Fiscalía de Veracruz, y cuando llegó el momento, tronó.

Cisneros, un loco de instintos sangrientos, insensible al dolor, no se sació llenando las cárceles de inocentes o desarmando a las policías municipales, obligando a alcaldes a entregarse a la Policía Estatal, o dejarlos a merced del crimen organizado. A la alcaldesa de Jalapa, Florisel Ríos Delfín —no se puede dejar de recordar— la llevó a la muerte.

Y cuando Bola 8 le disputó la candidatura al gobierno de Veracruz, Rocío Nahle lo echó.

Imaginábase, pues, Gómez Cazarín que sin Bola 8 en el camino, sería el nuevo poder tras el trono. Erró.

Que robe, que abuse, que arme escenarios para despojar empresarios, o suministre recursos, vía convenios de publicidad, a su prensa afín, la vertiente prostituta del periodismo en Veracruz, textoservidores sin credibilidad, no le inquietó a la ex secretaria de Energía. Pero sus intereses políticos, sí.

Hacía meses Gómez Cazarín había recibido la instrucción: deshacerse del “Tortas” Navarro Padilla. Desoyó a Rocío Nahle.

Inquietaba a la zacatecana el destino de la información de precampaña y campaña, las filtraciones, el manejo en prensa, los textoservidores de Gómez Cazarín y, aún más, sus pasos seguidos de cerca por el verdadero patrón del “Tortas”, el ex alcalde de Coatzacoalcos, Marcelo Montiel.

“El Tortas” Navarro fue chofer de Marcelo, funcionario en Sedesol estatal y luego en la delegación de Sedesol federal en Veracruz, siempre bajo el cobijo del ex alcalde de Coatzacoalcos. “El Tortas” la oreja, los ojos, el que sirve para espiar.

Rocío Nahle, que no es suspicaz sino obsesiva o lo que le sigue, caló al “Carón”. Si no era capaz de deshacerse de Enrique Navarro, no era leal.

Nahle viene de una batalla cruenta, cinco años asediada por el diputado Sergio Gutiérrez Luna, oriundo de Minatitlán pero radicado en Sonora y al servicio del Grupo Texcoco.

Gutiérrez Luna, alias “Gutierritos”, tejió una red de prensa —que por cierto sirvió para un carajo— intentando posicionarse como el candidato a vencer en la interna de Morena. Se valió de un operador de medios, Miguel Ángel Luna Modesto, la pieza de Marcelo Montiel.

Marcelo Montiel realizaba así un doble juego. Por un lado, operando la imagen de Gutierritos en medios, vía Miguel Ángel Luna, y por otro, “orejeando” a Gómez Cazarín, vía “El Tortas” Navarro.

A Sergio Gutiérrez no le inquietó; a Rocío Nahle, sí.

“Gutierritos” fue un fiasco. Quedó en séptimo lugar en la interna de Morena, sin posibilidad de ser senador por Veracruz.

El siguiente paso fue desmarcarse de Marcelo Montiel. Ya arrumbó en el cesto de basura a Eric Cisneros, congeló a Gómez Cazarín por el factor “Tortas”. Y proseguirá la purga porque el sospechosismo así es.

Gómez Cazarín activó las alarmas, prendió los focos rojos e hizo sonar las sirenas cuando se aferró a su relación con Enrique Navarro, pasando por alto que la zacatecana percibe un golpe bajo de Marcelo Montiel en la elección de 2024. No quiso tiene un Caballo de Troya y recibir el golpe desde el interior.

Pero pudo más la amistad con “El Tortas”, una historia personal, sus días en la Volkswagen de Coatzacoalcos, las denuncias y los fraudes, las tardes de futbol, el nexo con el marcelismo, que la coordinación de la campaña de Rocío Nahle.

Gómez Cazarín y Enrique Navarro son como el índice y el pulgar, como el arroz y el frijol, como Cleopatra y Marco Antonio, como Romeo y Julieta aunque menos trágicos. Indisolubles hasta la muerte.

Nahle trae la bendición del Peje López Obrador y la venia de Claudia Sheinbaum. Con El Peje de Macuspana es una relación directa. Con la señora Shein, Nahle tiene un proyecto conjunto y comparte una figura clave: Mary Vázquez Guízar, operadora de medios de la precandidata presidencial de Morena.

El 27 de diciembre, Rodrigo Calderón, alcalde de Misantla, solicitó licencia para convertirse en coordinador de la campaña de Rocío Nahle. Ese día, Gómez Cazarín pasó a segundo plano… quizá tercero. Y el sueño terminó.

Ahora, sus viudas en la prensa, sus corifeos, la clientela textoservidora que vio talento donde no lo había, limpieza donde abunda la suciedad, no paran de llorar.

Cuando cayó Bola 8, Gómez Cazarín imaginó que el paraíso era suyo. Pura imaginación. En el mundo de la realidad, Rocío Nahle lo tenía en un callejón sin salida. Y ya no pudo salir.

Perdió el reino por una torta.

ARCHIVO MUERTO

* Xóchitl no sale de los ‘xingaos’, de la ‘xingona’, de las ocurrencias… y ya se estancó. Tres meses perdidos, sin discurso, sin proyecto sólido, ninguneada por Samuel y Mariana, sin alcanzar a Sheinbaum, la calca de López Obrador. https://bit.ly/4aDxtsO

* Juan Octavio Pavón, otro duartista que intenta infiltrar al equipo de Pepe Yunes. Favorito de Karime Macías, la gobernadora de facto; un aprendiz de todo y oficial de nada. https://bit.ly/3RJbJTI

* “No más mentiras”, le reclaman al alcalde de Agua Dulce en su informe. Noé Castillo habla de justicia social y deja en el olvido obras hidráulicas que eviten daños cuando se desborda el río Agua Dulcita. https://bit.ly/3NKKW8e

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Fotos: Sur Diario, Municipiosur

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