Hace casi dos siglos, en 1837, Hans Christian Andersen publicó una fábula titulada El nuevo traje del emperador. Cuenta la historia que un monarca que se preocupaba mucho por su vestuario un día oyó que un par de artesanos podían fabricarle la tela más suave que pudiera imaginar, pero, además, con la sugestiva propiedad de que era invisible para los tontos o incapaces. Desde luego que solo se trataba de una triquiñuela de los sastres.
Hoy López Obrador, inaugura una Megafarmacia con la complicidad de sus corifeos, ya que ninguno se atrevió a decirle que ese proyecto solo era un gasto innecesario. Al igual que la fábula Hans Christian Andersen, los miembros del gabinete presidencial saben de las desnudeces del presidente, no obstante, nadie le dice nada, nadie se atreve a decirle que hay medicamentos que son de uso inmediato, que no pueden esperar 72 horas.
El mandatario ha dicho que esta nueva estrategia permitirá corregir el desabasto sostenido que ha habido en esta administración, el cual, de acuerdo con el propio IMSS, alcanzó los 5 millones de recetas no surtidas en 2019; en 2020 fueron 15.8 millones; en 2021, 22 millones y, en 2022, superó los 12 millones de recetas. Ni hablar, otro proyecto de la 4T, que suena, a una verdadera ocurrencia tropical.
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