Decía López Obrador en su conferencia mañanera de julio de 2020: «Me molesta mucho enterarme de casos de corrupción. Todavía después de 19 meses estoy encontrando corrupción. Estaba podrido el régimen por completo. (…) Tengo mucho trabajo; es limpiar, limpiar y limpiar, pero no hay otra opción. Tenemos que erradicar la corrupción, purificar la vida pública, solo así se va a lograr el renacimiento de México». Más de 3 años después el presidente de México ha cambiado de opinión. Queda claro que López Obrador no sólo no ha combatido la corrupción, sino que se ha vuelto aliado de ella. Hace unos días nos enteramos que varios expriistas, entre ellos Eruviel Ávila, Adrián Rubalcava y Alejandro Murat han creado un frente de apoyo a Claudia Sheinbaum.
Al presidente ya no le importan los actos de corrupción de esos que fueron priistas, lo que le importa es que se pasen del lado de su candidata. En su conferencia mañanera justificó: «Eso lo hacen todos los partidos en el mundo, se alían, y también los políticos y las organizaciones sociales, es algo consustancial a la política, si son buenos, son malos, si tienen mala fama o buena fama, pues eso depende de cómo se vean las cosas. La política se hace con mujeres y hombres, y la perfección nada más tiene que ver con el creador, pero los seres humanos, todos cometemos errores».
Ese es López Obrador, el “Rey del Cash”, el “Rey de la Incongruencia”, el “Rey de las promesas incumplidas”.
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