Dice el dicho que «quien no conoce a Dios a cualquier santo le reza». Muchos chairos se han gastado un mes de su apoyo de Bienestar para ir a dar un paseo por el Tren Maya. Ellos mismos han publicado sus videos en los que reconocen que hay muchos inconvenientes, muchas molestias, pero eso no obsta para que sigan apoyando a López Obrador. Se quejan, pero no se quejan, porque su fanatismo aguanta esas decepciones y más. El Tren Maya no es, para nada, el tren suburbano más veloz del mundo. Se dice que en el mejor de los casos el Tren Maya podría alcanzar una velocidad de 160 kilómetros por hora. Habría que decir a los chairos que en Shanghái se encuentra el Transrapid Maglev, que encabeza la lista de los trenes más rápidos del mundo con una velocidad máxima de hasta 460 kilómetros por hora y una velocidad promedio de 251 km/h.
Los paninis y jugos del Valle que venden en el Tren Maya no son nada comparados con los menús de los trenes de lujo. Un ejemplo de ello es el menú del British Pullman, donde se sirven «croquetas de pescadilla de Cornualles con aderezo de hierbas, sopa de remolacha de Cheltenham con crema fresca de la granja Hinxden, paletilla de cordero cocinada a fuego lento con guisantes, puré de menta, patatas estofadas y salsa de cordero, un gran plato de queso británico con salsa Chutney, pan de frutas y galletas saladas, todo maridado con vino, y de postres un pastel de bizcocho de ruibarbo y vainilla».
Ahora bien, si el tren, sólo con tres paradas, ya se hizo 9 horas en un viaje que ha de ser de 5, pues no es una buena opción de transporte. ¿Qué va a pasar cuando tenga que hacer parada en las 12 estaciones programadas? Todo esto indica que el Tren Maya será un fiasco. ¡Al tiempo!
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