Fórmula para combatir la corrupción en los gobiernos municipales

Corrupción FOTO: WEB
- en Opinión

Ángel Lara Platas / La corrupción es un tema que recurrentemente se aborda en los discursos de los políticos cuando aspiran a algún puesto, o de los gobiernos cuando están en funciones.

Sin embargo, la corrupción, a pesar de los mecanismos que cada administración trata de aplicar, no se ven resultados reales.

Uno de los más graves problemas de la corrupción es que ya es parte de una cultura aprendida que afecta fuertemente la vida social de los mexicanos. En los hechos, la corrupción es considerada como una herencia que data de muchos lustros atrás, tal vez desde la Colonia.

Es fundamental que el manejo transparente de los recursos inicie desde el nivel municipal. A pesar que la corrupción forma parte de la cultura de los mexicanos, se pueden poner en práctica algunos ejercicios tendientes a transparentar la aplicación del dinero de los contribuyentes involucrando a los diversos sectores de la sociedad civil.

¿Qué hacer?

Primeramente, debe terminarse con la tradición de nombrar a los amigos en los puestos directivos. Hay que darle un giro saludable a esa perniciosa costumbre.

El alcalde, antes de su toma de posesión, desde el inicio de la campaña, convocará a las diferentes cámaras, colegios, y asociaciones civiles, donde participen profesionales con amplia experiencia, para que, en un procedimiento justo de selección, elijan al profesionista que tenga los mayores conocimientos a fin de que el candidato ya convertido en alcalde, lo nombre como titular del cargo que corresponda, de acuerdo a su profesión.

El colegio de abogados, propondrá a quien vaya a ocupar la titularidad del área de asuntos jurídicos. Al director de obras públicas se lo propondrá el colegio de arquitectos o de ingenieros. El tesorero saldrá del colegio de contadores; y así con todas las áreas que integran la administración municipal. De esta forma serán ocupados todos los puestos de dirección. Naturalmente que podrían repetir en el cargo los funcionarios cuyo desempeño haya sido eficaz y transparente.

El alcalde o alcaldesa, solo nombrarán a quienes integrarían su círculo cercano de colaboradores de confianza como el secretario particular y los asesores.

Esta nueva modalidad sería la solución para darle calidad y verdadera transparencia a las tareas que a cada quien correspondan.

La contraloría interna será ocupada por alguien propuesto por sociedades ajenas al ayuntamiento. Esta área ejercería una vigilancia más estricta en el manejo de los recursos, toda vez que nadie gozaría del manto protector del presidente Municipal. Además, tendría la gran ventaja si hubiese algún reclamo vecinal, no le llegaría directamente al munícipe, sino a quien lo propuso.

Parte del acuerdo con las organizaciones civiles aportantes de los mejores talentos para servir desde el ayuntamiento, sería que, ante cualquier evidencia de desviación de los recursos públicos, el funcionario sería sancionado y sustituido por otra persona.

Sí, claro, la propuesta que en esta entrega he mencionado por el momento puede parecer una quimera. Sin embargo, las circunstancias que actualmente están impactando en lo político y en lo social, estarían condicionando a que pronto, muy pronto, el candidato que le ofrezca a los electores una propuesta similar, despertará el interés de los votantes. Con esta promesa de campaña, el costo de la misma sería ostensiblemente bajo.

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