Lo ocurrido en Texcaltitlán no tuvo nada que ver con el consumo de drogas entre la población; no tuvo que ver con el tráfico de drogas. Lo que ocurrió en Texcaltitlán, Estado de México tiene que ver con el vacío de poder, con la omisión de las autoridades, con la extorsión que sufren muchos productores y agricultores del Estado de México, Michoacán, Guerrero, Jalisco, Aguascalientes, Morelos y otra docena de estados donde el crimen organizado ha creado su propio estado.
Por ello, porque el presidente no quiere reconocer su responsabilidad en lo ocurrido en Texcaltitlán, donde pobladores enfrentaron a sus extorsionadores, es que sale con su discursito de “Di no a las drogas”: “Hay que cuidar mucho que no haya consumo de droga, porque tenemos que combatir el narcotráfico. Y esto que ayer, lamentablemente, se dio en el Estado de México, la extorsión, el llamado pago de piso, todo eso lo tenemos que combatir, pero entre todos. No olviden que le demos atención especial a que no aumente el consumo, porque si eso crece, ahí sí ya sería muy difícil, lo que está pasando en Estados Unidos es una pandemia“.
Mientras López Obrador no reconozca que su política de “abrazos, no balazos” es la responsable de lo que pasa en el país, los municipios que son extorsionados por el crimen organizado tendrán que ver cómo se defienden entre ellos.
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