López Obrador, desde su púlpito en la mañanera, revictimizó a 5 jóvenes asesinados en Guanajuato: “Estos muchachos que asesinaron hace dos días en Guanajuato fue por el consumo porque fueron a comprar a alguien que vendía droga en un territorio que pertenecía a otra banda”. Por supuesto, López Obrador habló porque tiene boca, no porque tuviera pruebas, no porque tuviera información precisa. No le importó dañar el honor de estos 5 jóvenes, no le importó el dolor de sus familias.
Todavía, con la hipocresía y santurronería que lo caracteriza, se puso a hacer prédica: “Entonces evitar eso y eso pues solo con amor, atención a los jóvenes, el apapacho, que los jóvenes tengan posibilidad de trabajo, de estudio, que no se sientan solos, no haya vacíos que puedan ser felices sin la droga. Eso es importantísimo”.
El fiscal de Guanajuato le reviró al presidente de México su osadía de acusar sin pruebas: “El señor presidente, sin duda yo creo, tuvo alguna tarjeta informativa que alguien le debió haber pasado y que me parece que no es del todo certera. Nosotros, que tenemos a cargo la investigación, una de las cosas, que lo que es cierto es que los muchachos estaban en un área de recreación y por supuesto no existía ningún motivo para que les arrebataran la vida”. Al parecer los jóvenes se encontraban en un balneario de la comunidad Arreguín de Abajo, en Celaya y de ahí fueron sacados. Nada de que fueron a comprar droga con otra banda.
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