Todas las personas inteligentes de este país, los interesados en la política, sabían que Dante Delgado tiene tratos indecentes con el presidente López Obrador. Esas ganas de entregarse al presidente y a su partido tenían a Dante Delgado viviendo escenas de ansiedad, tomando cápsulas de Valium, tratando de que en las conferencias de prensa no se le notara ese amor incondicional que siente por López Obrador. Dante Delgado necesitaba una excusa, una pequeña excusa para quitarse la máscara de oposición y así entregarse de lleno a los brazos del presidente. Lo de Nuevo León le cayó como anillo al dedo.
Con la excusa de que los partidos PRI y PAN no dejaron a Samuel García poner a su gobernador interino para que le cubriera las transas, Dante se hizo el indignado. Esa excusa le sirvió para quitarse la máscara de oposición. «No estamos de acuerdo en la vieja política que ellos representan y los agravios siempre tendrán consecuencias», dijo Dante.
Al mismo tiempo una de sus incondicionales de Movimiento Ciudadano, Patricia Mercado anunció que ese partido deja de formar parte del “Bloque de contención” que mantuvo al margen muchas de las descabelladas iniciativas legislativas del presidente López Obrador. Dante advirtió que fueron PRI y PAN los que mataron el convenio que existía entre los partidos de oposición. No señor Dante, como dijera Marko Cortés, fue su amasiato con López Obrador lo que le dio en la madre a ese convenio.
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