Antes del 2018, Andrés Manuel López Obrador buscó a los líderes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), necesita de ellos para llegar a la presidencia. Un año después de llegar al poder, y de la insistencia de los maestros para que cumpliera su palabra de reunirse con ellos, el titular del Ejecutivo federal anunció que además de reunirse con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) -el magisterio oficialista con el que el Estado suele sostener encuentros-, ahora también recibiría a su ala disidente, la CNTE, los llamados maestros rebeldes.
Ahí inició una relación melosa y convenenciera, pues 5 días después de esa declaración la CNTE entró por la puerta grande a Palacio para su primera reunión oficial con AMLO, encuentro que los mismos líderes magisteriales calificaron como histórico y exitoso. El mismo presidente declararía más tarde que esta reunión había resultado exitosa.
«Fue muy buena reunión y las puertas de este Palacio están abiertas para la CNTE, para el SNTE y otras organizaciones, tenemos que ponernos de acuerdo. No hay diferencias con la CNTE porque es una organización democrática y no va a pedir nada que sea injusto», dijo López Obrador. Hoy, a unos meses de dejar el poder llama “extremistas” a los maestros de la CNTE.
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