En todo el mundo el presidente de un país sabe que debe lidiar con ciudadanos que lo apoyan, que respaldan sus acciones de gobierno, pero también debe lidiar con personas que no están de acuerdo con sus acciones de gobierno y que se manifiestan para decírselo en la cara. Sin embargo, el presidente de México sólo le da la cara a aquellos que están de acuerdo con él, aquellos que lo llenan de halagos, que lo describen como un héroe, como un gran mandatario. Bueno, los moneros que lo consideran su mesías, son invitados a comer paella con él. Pero los periodistas o medios de comunicación que lo critican, son llamados conservadores o a los medios pasquines inmundos.
López Obrador debía ir a la inauguración del CRIT La Montaña en Tlapa, Guerrero. Pero no fue por miedo a los maestros que se manifestaban. Con la vileza y cobardía que lo caracterizan subió a sus redes un video en donde dice: «No pudimos asistir a la inauguración del centro de rehabilitación porque un grupo de maestros estaban en actitud de provocación y en busca de conflicto, de pura casualidad, con todos los medios de manipulación, incluido el inmundo pasquín del Reforma».
Y todavía, haciéndose la víctima remató: «Ya llevo mucho tiempo evadiendo el acoso de extremistas y de oligarcas, luchando por la justicia y aplicando el principio de la no violencia». ¡Vaya con semejante cobarde!
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