A algunas personas no les ha caído el veinte de que lo que ocurrió en casa de Jesús Ociel Baena, le magistrade, fue un crimen entre una pareja de amantes; lo que comúnmente se llama un crimen pasional. Las pruebas presentadas no indican otra cosa. No hay evidencia de que un tercer sujeto hubiera intervenido en el crimen. No hay video que muestren a alguna persona entrando en la casa al mismo tiempo o poco después de la pareja esa noche. Tampoco hay videos que muestren a alguien saliendo después del crimen. La evidencia muestra que quien manipuló las navajas de rasurar fue Dorian Daniel, pareja de le magistrade. Pero los colectivos de LGBTQ+ quisieran que las coas hubieran ocurrido de otra manera, para así tener la excusa de hacer de le magistrade un mártir y con ello poder edificarle un altar.
De hecho, ya se lo están fabricando. Informa el portal Aristegui Noticias que «diversos colectivos defensores de los derechos humanos de la comunidad LGBTIQ+ se dirigirán al Congreso del Puebla para presentar la Ley Ociel Baena. La legislación buscará que la Fiscalía aborde la diversidad sexual en todas sus investigaciones y penalice los discursos de odio dirigidos hacia la comunidad, considerando que podrían desembocar en crímenes, como el reciente caso de Baena, magistrade del Tribunal Electoral de Aguascalientes, primera persona no binaria en formar parte del organismo y cuyo fallecimiento aún se encuentra bajo investigación».
En redes sociales pensaban que esa iniciativa tenía que ver con prohibir las navajas de rasurar en las casas o algo para prevenir la violencia física entre parejas.
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