Acuérdate de Acapulco

Atascado
López Obrador, un presidente que se quedó atascado. Se sube a Jeep del Ejército y se atasca en el lodazal de la carretera a Acapulco FOTO: WEB
- en Opinión

Jorge Flores Martínez / Tenemos al primer presidente, y posiblemente el único, que le importa un soberano pepino el sufrimiento de sus gobernados. Lo vimos en Tlalhuelilpan, donde, en la más absoluta negligencia, mueren 137 personas calcinadas en una explosión ocasionada por una fuga de un ducto de Pemex perforado por huachicoleros. Al presidente no lo conmovió, lo importante era no molestar a la delincuencia organizada que roba combustibles de los ductos de la paraestatal.

Después, tras una serie de masacres terribles, el presidente se carcajea de la primera plana de un periódico de circulación nacional donde informaba de un evento con varios muertos. También le paso de aire la muerte de más de 40 migrantes en una estación del Instituto Nacional de Migración, en un incendio al que ninguno de los oficiales y personal de la estación se le ocurrió abrir la reja donde ilegalmente los mantenían retenidos. El presidente, lejos de lamentarlo, lo minimizó y no permitió que los responsables fueran llevados a la justicia.

Por no hablar de la pandemia del COVID, donde primero declaró que había que abrazarse y darse de besos, después se burló de los mexicanos que responsablemente usábamos cubrebocas, para en el cinismo y la burla total, decir que la pandemia le cayó como anillo al dedo, y donde por cierto, siempre se resistió a usar el cubrebocas.

Sin pasar por alto que le valió un cacahuate los 27 muertos en el accidente por negligencia y falta de mantenimiento de la Línea 12 del Metro, obra, por cierto, construida con graves señalamientos de corrupción, por en el momento del accidente, el canciller, Macelo Ebrard y el aún presidente de su partido, Mario Delgado. No fue al sitio de la tragedia, no le importaron los muertos. La víctima era él.

La peor sin la menor duda, fue la muerte de cientos de niñas y niños con cáncer a los que les quitó sus medicamentos, no le importó ni siquiera lo conmovió un poco, por el contrario, los acusaron de golpistas y de un montaje para desprestigiarlo. No eran los niños y niñas con cáncer, se trataba de él como víctima de esos niños que querían dañarlo políticamente.

No se puede olvidar que, aún como candidato, durante los sismos de 2017, pidió dinero para un fideicomiso de apoyo a los damnificados, que un par de meses después utilizó para sus gastos de campaña. Todo fue una estafa de millones de pesos donde no le importaron el sufrimiento de miles de damnificados.

Sin pasar por alto que, ahora en un triste desprecio a las madres buscadoras, dice que ni son tantos los desaparecidos en México, que mejor hay que desaparecer unos cuantos miles de desaparecidos para que su sexenio no quede marcado por ser el de mayor cantidad de mexicanos y mexicanas desaparecidos. Es decir, desaparecer dos veces a los desaparecidos.

Por eso ahora veo que le exigen al presidente que se acuerde de Acapulco. A mí me da un poco de pena, es que no se trata de que no se acuerde, solo es que le vale madres. Le importa 20 hectáreas de pepino lo que pase en Acapulco.

Es más, lo que le importaba era el proceso de selección de sus candidatos, deshacerse de Harfuch, desactivar a Ebrard y patearles el trasero a varios que creyeron que había un proyecto de transformación. El único proyecto es él y pobre del que no lo entienda así.

Así que lo siento, sí se acuerda de Acapulco, solo que le vale madres.

Es más, los reto a que me pasen una foto del presidente López Obrador acompañando a damnificados.

También le valió madres la masacre de policías en Coyuca, apenas un par de días antes que Otis tocara tierra en Acapulco. Ni el pésame a sus familiares.

Otra damnificada sin duda es Claudia Sheinbaum, inicia muy golpeada, sin tener el poder político de dejar a Omar Harfuch como su sucesor a la jefatura de la CDMX y con una fiscal que cada día se le aleja la posibilidad de ratificación para otro periodo dado el escándalo de espionaje en el que está involucrada. Que si sabía que estaban espiando a importantes personajes de la oposición como a otros del oficialismo estaba mal, si no lo sabía esta mucho peor. En un caso es una delincuente y en el otro una incompetente negligente. Malos días para Claudia Sheinbaum, que ahora se le suma el enorme y gigantesco capital político y dignidad de Marcelo Ebrard.

Pobre Marcelo, todavía piensa en el 2030.

Debería de juntarse con Monreal y hacer un partido político.

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