Claro que hubo advertencias a tiempo, claro que se pudo advertir a la población sobre el poder devastador de Otis; claro que se pudieron tomar previsiones para que la tragedia no fuera tan grave. Sin embargo, el presidente estaba más ocupado en su pleito con el Poder Judicial, más ocupado presumiendo que es uno de los presidentes más queridos en todo el mundo. Sin embargo, desde las 5 de la tarde el Centro Nacional de Huracanes advirtió a la población sobre Otis señalando que se debían tomar medidas para proteger las vidas humanas.
A las 20:00 horas se lanzó la siguiente advertencia: «Esta tarde se está desarrollando un escenario de pesadilla para el sur de México con Otis intensificándose rápidamente acercándose a la costa. Esta es una situación extremadamente grave para el área metropolitana de Acapulco, ya que es probable que el núcleo del destructivo huracán se acerque o pase por encima de esa gran ciudad a primera hora del miércoles. No hay registros de huracanes ni siquiera cercanos a esta intensidad para esta parte de México».
Pero nadie, ni el gobierno municipal de Morena, ni el gobierno estatal de Morena, ni el gobierno federal de Morena advirtieron a la población. A todo mundo agarró de sorpresa la furia de Otis y tuvieron que padecer ese escenario de pesadilla.
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