El huracán Otis golpeó la ciudad de Acapulco la madrugada del miércoles 25 de octubre. Desde el mediodía de ese miércoles se reportó que en la zona costera se había desatado la rapiña y el saqueo. Si bien, algunas personas fueron a las tiendas de convivencia a saquear víveres y agua, otros fueron a las tiendas de electrodomésticos, de refacciones para autos, tiendas de autoservicio para llevarse todo lo que pudieran. Hasta la tarde del viernes la gente seguía saqueando, llevándose refrigeradores, lavadoras, pantallas, motocicletas y más.
Nadie impedía el saqueo, nadie detuvo a los ladrones. Pues este sábado, después de tres días completos de saqueo, el presidente López Obrador ordenó al Ejército que resguardara Acapulco: «A eso hay que darle bastante atención. Hay que poner retenes en las calles para evitar los robos».
A buena hora pedazo de presidente, cuando ya se llevaron todo, cuando saquearon toda la zona turística de Acapulco. Así, con esa “premura” ha actuado el gobierno de López Obrador, primero al no avisar a los acapulqueños el riesgo que representaba Otis, y ahora por actuar demasiado tarde contra el saqueo y la rapiña.
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