Sergio González Levet / Hay un PRI en Veracruz que no quiere morir, que se resiste a cambiar. Es el que mantienen con vida los marrulleros y los nostálgicos que aún perduran adentro. Son los que se llenaban la boca de alardear que eran “institucionales”, es decir que eran capaces de rendir su voluntad ante cualquier mínima señal del jefe, del gobernador, del presidente en turno; son los agachones, los olvidadizos, los hipócritas… los grillos.
Esas rémoras del pasado siguen esperando la línea desde el Altiplano, el acuerdo de lo que queda de las cúpulas, la orden tajante del sentido que deberán dar a su voto, a su aquiescencia, a su conciencia.
Son unos pocos, muy pocos, pero pretenden mantener la rienda del partido como se hacía antes de la debacle: por decisiones desde la punta de la pirámide que se hacían obligadas para la base, para las bases.
¿Que si los militantes de a pie quieren que sea dirigente estatal un personaje de peso y no alguien bofo? Pues no, tendrá que ser quien diga el presidente nacional, mi líder.
¿Que si el mejor es el que no tiene compromisos con nadie y ofrece la certeza de que la selección de candidatos para 2024 y 2025 se haga pensando en el interés del partido? ¡Nada! Será el que unja Alito solamente por sus… ganas.
¿Que si hay varias mujeres que han sido militantes de toda la vida, que han puesto el alma y su patrimonio por el bien del partido (por decir el nombre de una de ellas, leal y capaz: Claudia Ramón Perea)? ¡Que no! Que será la amiga del patrón, solamente porque se la quiere quitar de encima pues ya no la soporta, y la va a sacar para arriba, es un decir.
En este martes 17 de octubre (en que por cierto se celebran los 76 años de que el presidente Miguel Alemán decretó que las mujeres podían votar y ser votadas), la democracia interna del PRI veracruzano sigue en veremos, y abonan a ello muchos viejos priistas de ideología decrépita que quisieran que todo siguiera como antes; muchos que creen que las elecciones se hacen arriba en las dirigencias; varios que añoran que un candidato se convierta en tal por obra y gracia de la voluntad de un solo hombre.
Ahora en Veracruz se están levantando muchas voces tricolores en favor de Fernando Kuri Kuri para la presidencia del Comité Directivo Estatal. Falta que desde la cúspide del CEN escuchen la voz de la conciencia de los verdaderos demócratas y tomen la decisión que quieren las bases.
Acá están a la espera.