En segundo lugar, el mismo Alejandro Montano, que no tiene una imagen que atraiga al electorado. En tercer lugar, sus colaboradores, que son buenos para contar cuentos que, por cierto, pocos les creyeron. Otro punto que no está a favor del candidato es el famoso voto duro, que se ha ido diluyendo, y que al no haber tampoco dinero, pues no se va a mover. Porque a ese voto duro del PRI no lo movía la ideología, lo movía el dinero. En fin, que Alejandro Montano navega a contracorriente, pero aparte lleva muchos lastres.