Las guerras son crueles para los dos bandos. Son crueles para los ciudadanos de las dos naciones que son los que sufren las graves consecuencias. Si bien nos horrorizamos por las matanzas que los terroristas de Hamas han cometido en contra de comunidades agrícolas en territorio israelí, no podemos dejar de denunciar que Israel, con sus bombardeos indiscriminados, ha matado a niños, mujeres y ancianos. El reporte indica que al menos mil 417 palestinos murieron y 6 mil 268 resultaron heridos por los ataques israelíes en la Franja de Gaza.
De esos mil 417, 447 han sido niños y 248 mujeres. Si bien ya vimos imágenes de la masacre cometida por Hamas, ahora nos están llegando imágenes de los palestinos sufriendo por los bombardeos. Uno de los enfermeros de hospital en Gaza relata lo que se está viviendo: “Es lo peor que he vivido nunca. Y sé que es lo peor que voy a vivir. Tienes la sensación de que todo se puede derrumbar y destruir sobre tu cabeza en un minuto. Y eso ocurre con cada bomba. Los gritos de los niños son pavorosos, viven en un infierno permanente, a veces con bombardeos cada ocho minutos”.
El periódico español El Mundo reporta: “Rodeados de escombros y destrucción, los hospitales de la Franja de Gaza están al borde del colapso en medio de un corte eléctrico general que se suma a la escasez de materiales, medicinas y personal médico, comprometiendo la atención de los más de 5.000 heridos en el enclave palestino”. En el siglo XXI, pasadas dos guerras mundiales, no hemos aprendido que en un conflicto bélico sólo ganan los que venden las armas.
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