López Obrador, el tiempo lo habrá de poner en su lugar, terminará siendo el presidente más embustero de la historia de México. Si bien ya sabes que mentir es un deporte para López Obrador, sus embustes son más elaborados, artificiosos, tramposos. Por ejemplo, a pesar de saber que la refinería de Dos Bocas ha sido un tremendo fracaso, López Obrador la pone como una obra magna ya terminada. Falta mucho para que Dos Bocas, una refinería que costó casi el triple de los proyectado, entregue, aunque se aun litro de gasolina magna o un litro de gasolina premium.
Pero cuando se trata de embustes, López Obrador es un especialista. Sobre la salida de Rocío Nahle de la Secretaría de Energía, el presidente soltó uno de sus embustes más elaborados: “Le deseamos lo mejor porque consideramos que lo merece. Es una mujer excepcional; buena como profesionista tiene principios, tiene ideales, es una mujer honesta y va a estar con nosotros hasta hoy, en el cargo de secretaria de Energía”.
Rocío Nahle, está bien documentado, robó a manos llenas en Dos Bocas, entregando contratos a sobrinos, amigos y prestanombres; eso aparte de los negocios con Baker Hughes, la empresa que patrocina a José Ramón López Beltrán. Sobre la refinería el presidente la da como concluida: “No se hacía una refinería desde hace más de 40 años, bueno no se construyeron refinerías en todo el periodo neoliberal y Rocío fue la encargada de hacer esa magna obra en tiempo récord, con capacidad para procesar 340 mil barriles diarios de petróleo crudo”. ¿340 mil barriles? Ya quisieran que saliera de sus bombas un litro de gasolina, no de nafta como la Nahle quiso engañar, gasolina que se le dispense a un auto.
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