Sergio González Levet / La maestra Gloria Sánchez Hernández ofreció el sábado pasado su quinto informe anual de labores como Senadora de la República por el Estado de Veracruz, en un evento en el que cundió el regocijo entre los militantes jarochos de Morena, desde el más alejado en alguna población indígena lejana hasta el Gobernador, pasando por toda la nomenclatura del partido actualmente en el poder.
Y es que Gloria es ni más ni menos que la primera lopezobradorista de Veracruz, tanto históricamente como por su lealtad invicta al proyecto de la ahora Cuarta transformación.
Primera en lo histórico, porque ha estado al lado de Andrés Manuel desde que éste empezaba sus luchas estatales desde el PRD y encontró en Xalapa a una militante decidida y la más honesta ideológicamente.
Y primera en la lealtad, porque no ha variado un ápice su convicción. No por nada el líder emergente Andrés Manuel López Obrador pernoctaba en casa de la maestra cuando visitaba la capital en su recorrido por la República y pasaba largas veladas con ella y los compañeros locales confrontando ideas, hilando sueños y armando la base social que lo llevaría al triunfo en 2018.
Debo decir que conocí a Gloria Sánchez cuando ambos éramos jóvenes y coincidíamos en nuestros sueños de un México mejor y más justo. Fuimos en un viaje a Cuba con varios compañeros de la Escuela Normal Veracruzana y conocimos lo mejor del socialismo cuando Fidel Castro llevaba apenas 20 años en el poder y seguía siendo un referente para quienes luchaban por una América Latina libre del yugo del imperio yanqui.
Me atrevo a afirmar que en esta tercera edad ambos seguimos teniendo la misma ilusión de aquellos años, pero la vida nos ha llevado por caminos diferentes. Persiste sin embargo en mí el afecto sincero y el reconocimiento a la impecable trayectoria social de esta luchadora incansable, dedicada de lleno a la justicia, la igualdad y la libertad, en todos los sentidos.
En cinco años como representante del pacto federal, la maestra Gloria ha podido entregar buenas cuentas a los veracruzanos porque no ha abandonado su voluntad de gestión, y ha interpuesto en innumerables ocasiones su prestigio, su historia y hasta su patrimonio con el fin de ayudar a los pobres, que siempre han sido lo primero para ella.
Como a muchos veracruzanos de bien, me da un enorme gusto haber podido seguir desde la distancia cercana la carrera inigualable de Gloria desde su formación primera en la escuela y en la docencia, y luego junto a dos luchadores históricos: Heberto Castillo y Andrés Manuel, que siempre le guardaron y han guardado el respeto y la admiración que se merece.
Felicitémonos todos por esta veracruzana de excepción.