El corredero de ratas

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La primera denuncia pública que hizo Marlon Ramírez Marín contra el gobierno de Cuitláhuac García, fue en junio del 2019 cuando apenas tenía un mes como líder estatal del PRI FOTO: WEB
- en Opinión

Bernardo Gutiérrez Parra / La primera denuncia pública que hizo Marlon Ramírez Marín contra el gobierno de Cuitláhuac García, fue en junio del 2019 cuando apenas tenía un mes como líder estatal del PRI. En esa ocasión señaló que trabajadores de las secretarías de Salud, Educación y Seguridad Pública, habían sido despedidos porque les descubrieron en sus redes propaganda del PAN y el PRI. Eso bastó para que el gobierno de Morena los echara a la calle.

La segunda denuncia fue por la desaparición del programa Prospera; la tercera por los alarmantes casos de dengue en Coatepec que la secretaría de Salud nomás nunca vio. Luego vino la cuarta, la quinta y así… ¿Cuántas denuncias van? Sólo Dios sabe.

Después del primer informe de Cuitláhuac García, el líder priista documentó los primeros casos de corrupción, desvío de recursos, nepotismo y viles transas del incipiente gobierno de la 4T que ya mostraba sus mañas.

Pero los señalamientos cayeron al vacío. “No sean tan criticones, denle chance a Cuitláhuac porque apenas se está encanchando. Además, ustedes robaron más”.

Entrado en el quinto año de su gobierno al parecer no termina de encancharse mientras el saqueo al erario continúa.

El pasado lunes Ramírez Marín dijo durante la guardia de honor a Miguel Hidalgo en el parque de Los Berros. “En las próximas horas y de forma segmentada, iremos dando a conocer datos, cifras, nombres, empresas, contratos y montos de todo lo que este gobierno se ha robado, para con esto acreditar lo que he dicho: traicionan, mienten y le roban a Veracruz”.

Y al día siguiente lo cumplió al documentar en conferencia de prensa, un presunto desvío de recursos por más de 1, 500 millones de pesos en la Secretaría de Salud y en el que estarían involucradas al menos 18 dependencias.

Pero en un estado donde este tipo de atracos forman parte de lo cotidiano, la denuncia del también legislador no levantó el menor revuelo, por lo que eran obligadas las preguntas. ¿Vale la pena denunciar ante la Fiscalía estatal que está a los pies del gobernador? ¿Vale la pena hacerlo ante la Fiscalía General de la República que está a las órdenes de Andrés Manuel?

Yo cumplo con denunciar -contestó Marlon- al menos para que quede constancia de los hechos.”

Con la soberbia por delante y sabedor de que esas denuncias dormirán el sueño de los justos, Cuitláhuac García retó al acusador: “Que denuncie que denuncie, si tiene pruebas que denuncie”. Su desparpajo me hizo recordar a otro cínico; Javier Duarte cuando retaba: “A mi que me investiguen, no me van a encontrar nada”.

Que no son iguales ni quien lo dude, pero cómo se parecen entre ambos.

Pruebas de los dichos de Marlon hay por docenas; tantas y tan contundentes que es la hora en que el gobierno estatal no le ha podido revirar ni una acusación al legislador priista, precisamente porque se sustenta con pruebas documentales que obtiene de las propias dependencias estatales.

Uno de los involucrados en el saqueo, Jorge Eduardo Sisniega, director administrativo de Salud, dijo bastante nervioso que los señalamientos de Marlon sondetestables y mentirosos”, pero no aportó ni un solo dato para rebatirlo.

Las acusaciones del martes son apenas la punta de la madeja de un multimillonario atraco con tufo a delincuencia organizada, perpetrado desde casi todas las dependencias públicas y en el que están embarrados desde secretarios y sub secretarios hasta prestanombres, achichincles y empresas fantasma.

Que las fiscalías van a seguir echando al cajón del olvido las denuncias de Marlon Ramírez, sí. Pero que basado en esas denuncias alguien vendrá a limpiar tanta porquería, también. Y será entonces cuando veremos el corredero de ratas sin otro objetivo que el de salvar su asqueroso pellejo.

Como el poder no es eterno, más temprano que tarde se convertirá en cárcel el formidable carruaje sobre el que van trepadas.

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