Un consejo estatal de Morena, controlado por el gobernador y sus secuaces, entre ellos el “caza chichifos” Esteban Ramírez Zepeta, metieron a la encuesta a quienes quisieron y dejaron fuera a quienes se les pegó la gana. El mismo día de la encuesta circularon pantallazos de mensajes de WhatsApp en donde recordaban a los consejeros por quiénes deberían votar. Dos mujeres, Rocío Nahle y la intrascendente Claudia Tello; dos hombres, Zenyazen Escobar y Eric Cisneros. Afuera dejaron a Sergio Gutiérrez Luna, quien debió tener calculado este momento y Manuel Huerta, el famoso “manos traviesas”, quien se sintió el “adonis” de la política en Veracruz.
De nada sirvieron las supuestas 200 mil firmas que el inefable Hipólito Rodríguez llevó en cajas de huevo al Parque Juárez, de nada sirvió que el mismo Huerta asegurara que él, a como dé lugar, iba a estar en la encuesta. Su fama de “manos traviesas”, acosador y hasta violador, perjudicaría mucho la campaña de Morena. Los enemigos de Huerta, quienes seguramente tienen material gráfico del exdelegado de Bienestar, lo mostrarían sólo para meterle un tropiezo.
Lo pondrían como el Salgado Macedonio veracruzano. ¿Manuel Huerta no calculó este movimiento de sus adversarios? ¿O es que tiene bien amarrado algo con el presidente y el comité nacional? Manuel Huerta, quien se siente íntimo de López Obrador, ignora que uno de los atributos de López Obrador es la traición; si lo ignoró, tendrá que probar la hiel de la traición.
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