Se acuerda usted de la letanía que repetía el presidente López Obrador, al principio de su mandato de «no mentir, no robar y no traicionar». Pues al parecer solo fue un parapeto para que muchos de incautos le creyeran. Hoy, a un año de terminar su mandato, la corrupción en la 4T brota como pus maloliente. Primero aparecieron videos, donde sus hermanos recibían sobres amarillos llenos de dinero, luego los contratos asignados directamente a su prima Felipa, no se quedó atrás, su primogénito con el escándalo de la Casa Gris, ni tampoco el secretario de defensa con su departamento fifí.
Y qué decir de las raterías en Segalmex, que rebasa por mucho la estafa maestra en el gobierno de Peña Nieto. Pues hoy, la Plataforma Latinus revela como los hijos de Nico, el que era chofer del presidente, cuando este era el machuchón de la Ciudad de México, son ricos empresarios, ya que, Carlos Loret de Mola con documentos en mano, señala que son dueños de más de 60 hectáreas en Tulum.
Precisamente donde pasará el Tren Maya. Con este señalamiento, el presidente nuevamente vuelve a quedar como un vil mentiroso. De manera que, la frase de «no mentir, no robar y no traicionar», solo es un cuento atrapa incautos.
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