Mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador se niega a reconocer la violencia en el estado de Guerrero y se llena la boca diciendo que todo va bien, la cruda realidad lo exhibe como un presidente mentiroso. A su llegada a Acapulco, el l ejecutivo federal cambio de ánimo, tan pronto se enteró del asesinato de dos mujeres, Marieta Lozano y Marlén Adame líderes de transportistas de Tierra Colorada.
Sin embargo, a pesar de ello el presidente, siguió insistiendo que en el estado de Guerrero no pasa absolutamente nada, que todo es tranquilidad, es más, acostumbrado a repartir culpas, culpó a los medios de comunicación de exagerar la situación de inseguridad.
Tal vez ya olvidó o no le han informado que en los últimos dos meses ya son 20 transportistas asesinados en Chilpancingo y municipios cercanos en donde el crimen organizado mantiene un régimen de extorsión y terror sin que se vean acciones de la autoridad, Sin embargo, el presidente insiste que Guerrero, es casi una sucursal de Disneylandia.
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