«Ya no voy a hablar de la señora, no voy a pronunciar su nombre, no puedo», dijo el presidente López Obrador en una de sus conferencias mañaneras. Lo dijo refunfuñando, sin estar de acuerdo con la recomendación del Instituto Nacional Electoral. Pues como ya no puede hablar de Xóchitl Gálvez, el presidente de México, que nada más anda buscando a quien atiza, se acordó de los periodistas. En su mañanera declaró: «Me voy a sentir más contento y feliz cuando termine y pueda decir: ‘No reprimimos a nadie, no ordenamos masacres, no ordenamos ni permitimos torturar a nadie, no se permitió, no se toleró la desaparición de personas, se respetaron derechos humanos, no se censuró a ningún medio de comunicación, aunque yo sostengo que son de manipulación».
Al referirse a esos medios de comunicación fustigó: «Imagínense qué dictadura es la nuestra, según los adversarios, que día y noche gritan como pregoneros en contra del presidente y de otros servidores públicos, y ahí están (Joaquín) López-Dóriga, y Ciro (Gómez Leyva) y Loret de Mola».
Apenas mencionó Loret de Mola dijo: «Loret de Mola no me ha contestado sobre cuánto valen sus propiedades y cómo le hizo, porque hasta le propuse que hiciéramos un cambalache, todo lo que yo tengo a cambio lo que él tiene». A lo mexicanos lo que nos interesa saber es de dónde saca dinero su hijo para darse tanto lujo, sin trabajar siquiera un día.
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