Hay diputados o senadores de Morena que no rebuznan porque no les da el tono. De hecho, cualquiera, diputados o no, que defiendan los libros de texto que la SEP piensa entregar a los niños de primaria son unos idiotas. ¿Por qué tanta severidad en este juicio? Porque estamos hablando del conocimiento que se está insertando en un niño de 10 o de 11 años. Introducir en esas mentes blandas conceptos ideologizantes, erróneos, polarizantes (chairos vs fifís), fuera de lugar (sobre todo en educación sexual) debe ser considerado como abuso infantil. Si lo pensamos bien, este podría ser uno de los golpes más bajos del presidente López Obrador, quien ya ha dado muestras de gran bajeza.
Todavía, senadoras como Antares Vázquez, presidenta de la Comisión de Educación en el Senado se atreven a decir que hay una campaña de desinformación en contra de los libros de texto. ¿Desinformación? Más bien es una campaña de información en la que se está dando a conocer a la sociedad, sobre todo a los padres de familia, las aberraciones cometidas en contra de sus hijos. Cada información seria que se ha brindado sobre los errores en los libros de texto es comprobable.
Señala la obtusa senadora de Morena: «Hay personas muy interesadas y la oposición está muy interesada en denostar, decir que se quitaron contenidos, decir que están todos mal, que no se consultó, que no se hizo el proceso, todo eso es falso, es parte del golpe blando y es parte de la campaña de desinformación para evitar una educación humanista, que sea centrada en las personas, en donde los maestros y maestras podrán sumar y donde los niños y niñas aprendan mucho mejor de lo que antes se hacía». Nadie ha dicho que todo está mal, que todo es falso. De hecho, la senadora obtusa es la que está desinformando.
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