Desde hace unos días el Instituto Nacional Electoral emitió una notificación para que el presidente López Obrador deje de hablar de asuntos electorales en su conferencia mañanera, pero sobre todo para que deje de hablar de Xóchitl Gálvez. El presidente está enterado de esa notificación y por ética debería de acatarla. Sin embargo, el López Obrador de 2006 no es el mismo del 2023. El de 2006 le gritaba al presidente en turno “Cállate chachalaca”; el López Obrador de 2023 es la chachalaca.
Cuando personal del INE acudió a la presidencia para entregar la notificación les dijeron que en Palacio estaban de vacaciones y que por ello no les podían recibir esa notificación. Con esa justificación el presidente de México siguió infringiendo la ley. El INE tuvo que realizar la notificación por estrados electrónicos, a fin de que las partes involucradas se den por enteradas del acuerdo de las medidas cautelares.
Esto le hace al nuevo INE, el instituto cuyos consejeros el mismo impuso. Para eso quería poner su propio INE, para burlarse de él, para faltarle el respeto y tratarlos como monigotes.
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