De qué tamaño es Xóchitl Gálvez que López Obrador le tiene terror

La divulgación de los datos fiscales de una líder de oposición y mostrar el nombre de varias empresas por cuestiones políticas, no es poca cosa, es un delito que en muchas partes del mundo es castigado. Pero en México no lo es. Es más, en suelo azteca hasta las autoridades hacendarias cooperan para ello, mucho más si el solicitante es el presidente de la Republica. Resulta inconcebible que un jefe de Estado se comporte como un porro pendenciero, que aprovechándose de un foro con impacto nacional descabeza y acaba con reputaciones en un santiamén.

Con la exhibición de Xóchitl Gálvez y empresas que contrataron sus servicios se viola la confidencialidad de acuerdos comerciales y es necesario llamar a cuentas al secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez, y del jefe del SAT, Antonio Martínez. Tienen que explicar cómo el presidente López Obrador, obtuvo los datos fiscales de Xóchitl Gálvez.

Aunque no es la primera vez que el presidente se vale del cargo para investigar a sus detractores, ahí está el caso de Loret de Mola, a quien exhibió en red nacional, sus supuestas percepciones salariales. Por cierto, la senadora inmediatamente ya levantó la denuncia correspondiente.