Andrés Manuel López Obrador no reconoce fácilmente sus errores y cuando finalmente lo hace, las consecuencias ya se han hecho presentes. Un ejemplo muy claro, fue su negativa absurda de no dejar que Xóchitl Gálvez ejerciera su derecho de réplica a pesar de contar con la orden de una autoridad judicial. Esa mala decisión, catapultó a la senadora panista hasta los cuernos de la luna. El ejecutivo se vio arrogante y soberbio ante una solitaria mujer que tocaba las puertas para que la dejaran pasar.
Esas imágenes, de un poderoso presidente ante una frágil mujer, inmediatamente se quedaron en el imaginario social. En ese momento, sin proponérselo la victimizó y colocó, en los rieles de la presidencia apara el 2024.
Ahora que el frente opositor reconoce el empuje de la senadora hidalguense, no solo la ve con ojos de amor, sino que la ve como su tabla de salvación. Las fuerzas políticas, que seguramente la arroparan, saben que Xóchitl Gálvez, podría ser el dique que impida que Morena tenga mayoría absoluta en las dos cámaras.
Por cierto, el mandatario federal, ahora sale a decir que la creciente presencia mediática de Xóchitl Gálvez, se debe al círculo político social intelectual y periodístico que la promueve, pero ni por un momento reconoce su valiosa contribución.
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