Chiapas ha enfrentado desafíos en materia de seguridad durante años, agravados por diversos factores. La presencia de grupos del crimen organizado, la existencia de redes de tráfico ilegal y la pobreza persistente en algunas áreas han contribuido a un clima de violencia que amenaza la paz y el bienestar de los habitantes de la región. Además, la falta de recursos y capacitación adecuada para las fuerzas de seguridad locales ha debilitado su capacidad de respuesta y prevención del delito. Esto ha dejado a los ciudadanos en una situación de vulnerabilidad, con pocas opciones para protegerse y confiar en las instituciones encargadas de su seguridad.
El secuestro de empleados de la SSP en Chiapas debe ser un punto de inflexión para abordar de manera contundente el problema de la inseguridad en la región. Sin embargo, el presidente, después de hacer mofa de la situación, «los vamos a acusar con sus papás y abuelos», ahora peca de ingenuo, pues hace un llamado para que los secuestradores suelten a sus víctimas
«Primero queremos que liberen, porque ese no es el modo, no lo vamos aceptar, son inocentes. Están cometiendo un delito al tenerlos secuestrados (…) Entonces ojalá y recapaciten y no quieran aferrarse a una acción completamente ilegal y contraria a los derechos humanos». ¿Será que le hagan caso al presidente?
Comentarios