Los que se las están viendo negras con la falta de agua, son los pobladores de Banderilla, municipio pegado a la capital del estado de Veracruz, que ya llevan casi dos meses sin el líquido vital. El alcalde de Banderilla, David San Gabriel Bonilla, hace sus plegarias esperando un milagro y dice que hay que «esperar a que llueva». Por cierto, cuando le preguntaron al gobernador Cuitláhuac García si ayudaría a los banderillenses con el desabasto de agua, éste, como Poncio Pilatos, se lavó las manos y dijo que ese problema lo debe resolver el alcalde.
De veras que se necesita ser muy insensible para dejar solas a las autoridades de Banderilla, acaso no piensa que son cientos de familias que ya llevan más de 52 días sin agua. Si el gobernador piensa que no tiene responsabilidad alguna, está completamente equivocado.
El hecho de que las autoridades municipales sean PAN-PRI-PRD y no haya ganado Morena ahí, no es motivo para negarles la ayuda ahora que más lo necesita la población. Ojalá y que alguien le diga que los banderillenses también forma parte del estado que mal gobierna. ¡Vaya caradura de gobernador!
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