El hedor de la podredumbre que hay en la 4T debido a la corrupción, pero sobre todo a la impunidad ya no se puede disimular, es como querer tapar el Sol con un dedo. El escándalo de la compra de un departamento con valor de 30 millones de pesos, aunque el aludido señale que sólo le costó nueve millones porque lo compró en obra negra, sólo es la punta del iceberg en este gobierno.
Lo peor del caso es que, si los mexicanos esperan que este personaje sea llamado a cuentas, se pueden ir buscando una silla para que no se cansen, ya que el presidente López Obrador inmediatamente ha salido a meter las manos por el militar.
«¿Y me preguntas si le tengo confianza a las Fuerzas Armadas? Claro que sí. ¿Y le tengo confianza al General [Sandoval]? Claro que sí», expresó López Obrador en defensa del titular de la Sedena. Esta impunidad genera molestia en los mexicanos, ya que el primer mandatario se comprometió a combatir la corrupción. Sin embargo, escándalos como éste y el de sus hermanos e hijos quedan sólo en el anecdotario. Hoy por hoy, los mexicanos tienen un presidente que solapa la corrupción.
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