Armando Ortiz / Uno de los síntomas que padecen los tiranos es que conforme acumulan poder se van alejando de la realidad. La realidad es la que surge de sus caprichos, de su idea de mundo, de su conveniencia. Tal es el caso del presidente López Obrador. Durante los últimos días en la frontera de Tamaulipas los grupos del crimen organizado se disputan el territorio. Los narcobloqueos son comunes en estas zonas, las balaceras y los asesinatos. A pesar de ello, y para imponer su realidad a base de discursos, el presidente López Obrador cierra los ojos y pregona: «En mi gobierno no ha habido masacres, no se tortura a nadie, no se violan derechos humanos desde el Estado (…) no tenemos nada de qué avergonzarnos, no tapamos a nadie, no hay impunidad». Tan sólo en Tamaulipas han acontecido varias masacres. Reporta el periódico Expansión: «El 20 de junio, grupos criminales asesinaron a 19 personas, de las cuales 15 eran civiles y cuatro presuntos delincuentes, en distintos puntos de Reynosa (…) En la misma entidad, el año (2021) arrancó con otra masacre que llamó la atención a nivel internacional. El 22 de enero fueron hallados 19 cuerpos calcinados en una camioneta abandonada en el poblado de Santa Anita, en el municipio de Camargo; 16 de las víctimas eran migrantes guatemaltecos. Por este hecho, la fiscalía del estado informó de la detención de 12 policías acusados de homicidio calificado, abuso de autoridad, desempeño de funciones administrativas y falsedad en informes dados a la autoridad». Sobre la tortura y violación a derechos humanos, sólo hay que asomarse a Veracruz, donde las recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos se pasan por alto, y todavía el presidente apoya a quienes muestran desdén a las acusaciones de tortura y violación a los derechos humanos.
Marcelo Ebrard ya quiere reventar. Lo tienen harto las deferencias de AMLO a la Sheinbaum. “Si es Claudia, ¿para qué hacemos encuesta?”
Marcelo Ebrard sabe que el presidente López Obrador ha dado línea para que los gobernadores de Morena, así como algunos líderes de su partido, apoyen con todo a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum. Sabe López Obrador que sin ese apoyo la Sheinbaum se desinflaría. ¡Si así con todo el apoyo no levanta, imagínese sin ese apoyo! Quien está harto de esa deferencia presidencial hacia la “corcholata” Sheinbaum es Marcelo Ebrard, quien desde Veracruz mandó un primer mensaje pidiendo piso parejo y reglas claras para la elección del candidato de Morena a la presidencia de la República. Después, entrevistado por algunos medios volvió a puntualizar: “Tengamos unidad y que cada quien asuma la responsabilidad de su activismo. Estuvimos todos los involucrados, de manera que como lo entendemos es que entramos en una etapa distinta en esta contienda, y que cada quien tome sus decisiones”. Sobre la deferencia presidencial anotó: “Nada más hay que leer lo que dicen las paredes: si ‘es Claudia’ ¿Para qué hacemos encuesta?”. Y en eso tiene razón. Si lo que les preocupa es simular un proceso democrático, teniendo ya una elegida, lo mejor sería que le buscara por otro lado; y mira que son muchos los que le piden que ya rompa con AMLO.
«Fuera, fuera, …ulero, …ulero». Así abuchean a Adán Augusto López en juego de Padres de San Diego y los Gigantes de San Francisco
En estadio Alfredo Harp Helú ya abuchearon al presidente López Obrador, quien por cierto no se ha vuelto a parar en ese estadio. Este domingo 30 de abril a quien le tocó el abucheo fue a Adán Augusto López. En el estadio Alfredo Harp Helú se llevaba a cabo el juego entre los Padres de San Diego y los Gigantes de San Francisco como parte de los juegos de la MLB Mexico City Series. Uno de los asistentes grabó el momento del abucheo. El secretario de Gobernación está abandonando el estadio por la parte central del recinto, tal vez esperando que al reconocerlo los aficionados le echaran una porra. Sin embargo, cuando algunos lo reconocieron, lo que le lanzaron fue una nutrida abucheada. «Fuera, fuera, fuera», le gritaban mientras que el funcionario de la Cuarta Transformación sólo agachaba la cabeza. Los abucheos seguían y no faltó por ahí un «…ulero, …ulero, …ulero». A pesar de este desaguisado, a pesar de este repudio, Adán Augusto López siente que puede ser presidente de México, por ello se arriesga a acudir a esta clase de eventos, para ser visto, para que lo conozcan, pero también, para que lo abucheen.
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