Claudia Balderas es el epítome de lo que es un senador de la Cuarta Transformación. Una mujer que no es política, una inútil que sólo se metió en problema con sus amantes pedófilos, drogadictos. Una mujer conflictiva que se mete a las casas para rentarlas y no pagar alquiler. Su única labor en el Senado fue formar parte de un mayoriteo básico, ser la número 65 entre los 128 senadores de la República. Al final ni siquiera pudo hacer eso. Claudia Balderas ocupó el Senado para pagarse las liposucciones, para pagar sus cirugías plásticas y los viajes con cargo al erario público.
Ante la necesidad de aprobar las caprichosas reformas del presidente López Obrador, se requería a los 65 senadores para que levantaran el dedo. Pero Claudia Balderas andaba de turista en Bruselas y cuando le dijeron que se regresara lo más pronto posible, la señora les dijo que no. De inmediato el senado implementó un plan b y llamó a la senadora suplente, una tal Tanya Carola, una igual de inútil para que sustituyera a Claudia Balderas.
Cuando la exnovia del “Gato” regrese a México se dará cuenta de que su curul ya lo ocupa otra. Muchos apuestan que Claudia Balderas, quien se había acercado a Ricardo Monreal, peleará su puesto en el Senado, armará la grande, se presentará a las sesiones y correrá a Tanya Carola. Esperemos a ver qué pasa.
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