El cobarde asesinato de la enfermera Yarazet Zepeta en la capital del estado de Veracruz es una muestra más del fracaso del sistema de seguridad que implementa Cuitláhuac García. De acuerdo con el último reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), publicado el pasado 25 de marzo, durante los primeros dos meses del año se cometieron 142 feminicidios en el país. Tan sólo en Veracruz se reportaron 11, siendo la cuarta entidad con más delitos de este tipo.
Lo grave del caso es que la víctima ya había reportado agresiones a su persona y domicilio y las autoridades ignoraron ese llamado de auxilio. Por otro lado, no pasa desapercibida la indiferencia de los vecinos que escucharon los gritos de ayuda por parte de Yarazeth Zepeta García.
Una indiferencia que permitió que el o los agresores tuvieran suficiente tiempo para cometer su fechoría y lograr escapar. Ahora sólo basta escuchar las promesas de que se hará justicia de un gobernador que ha sido rebasado por la violencia. Ni hablar, con estas autoridades los veracruzanos estamos a la buena de Dios.
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