Lo grave del caso es que la víctima ya había reportado agresiones a su persona y domicilio y las autoridades ignoraron ese llamado de auxilio. Por otro lado, no pasa desapercibida la indiferencia de los vecinos que escucharon los gritos de ayuda por parte de Yarazeth Zepeta García.
Una indiferencia que permitió que el o los agresores tuvieran suficiente tiempo para cometer su fechoría y lograr escapar. Ahora sólo basta escuchar las promesas de que se hará justicia de un gobernador que ha sido rebasado por la violencia. Ni hablar, con estas autoridades los veracruzanos estamos a la buena de Dios.