Si usted fuera el dueño de una empresa y uno de sus empleados llegara siempre tarde, no diera resultados y además estuviera en los últimos lugares de producción, ¿lo consideraría un buen empleado? ¿Qué si después se enterara que este empleado mediocre puso a su primo en la bodega, sólo para robar entre los dos los productos de la empresa?
Mediocre y además ladrón, así es el empleado de todos los veracruzanos, el gobernador Cuitláhuac García, quien aparece en todos los sondeos como uno de los peores gobernadores en este país; a eso sume que su primo Eleazar Guerrero opera desde Finanzas una red de empresas fantasma para obtener contratos a conveniencia, dañando con ello al erario público, a la obra pública y a la atención de los veracruzanos.
Es por ello, porque sabemos todo esto, que el chiste de López Obrador ya nos tiene cansado. López Obrador insiste en que Cuitláhuac García es honesto y honrado; asegura que su pupilo hizo una gran diferencia en comparación de los anteriores gobernantes “mediocres y ladrones”. De ese chiste ya nadie se ríe, antes bien indigna que solape al gobernador más mediocre y ladrón que hemos tenido en toda la historia de Veracruz.
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