Una fotografía muestra que después de la muerte, un poderoso narcotraficante no es más que un ser humano. Así fue el funeral de Julio N, sicario de “Los Julios”

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Una fotografía muestra que después de la muerte, un poderoso narcotraficante no es más que un ser humano. Así fue el funeral de Julio N, sicario de “Los Julios” FOTO: WEB

Una de las situaciones que los narcotraficantes presumen en sus redes sociales es la cantidad de amigos que acuden a sus fiestas. Cada ocasión que un narcotraficante realiza una reunión se nota que la austeridad no va con la personalidad extravagante de un narco. Entre lujosos vehículos y ostentosas alhajas viven hasta que encuentran con la muerte. Y es en la muerte cuando todo cambia, pues luego de presumir cantidades de amigos en sus fiestas, cuando llega la muerte y es hora de su funeral, se ven rodeados únicamente de tres o cinco personas que posiblemente sean su padre, su madre e hijos.

Tal es el caso de Julio Sánchez Ávila, un sujeto que en vida estaba acusado de ser uno de los cabecillas de la banda delictiva conocida como “Los Julios”, que luego de presumir cantidad de amigos en sus reuniones hechas en sus mansiones, terminó acompañado de cinco personas en su funeral.

En una imagen que se difundió del funeral de Julio se ve rodeado de varias coronas fúnebres muy ostentosas. Sin embargo, por el miedo a un ataque armado solo lo acompañan escasas personas. Cabe señalar que Julio Sánchez Ávila, encontró la muerte mientras vacacionaba en las Playas de Acapulco. Un día antes de su asesinato subió una grabación en donde presumía que estaba de fiesta con sus amigos escuchando narco corridos en la orilla de las playas de Acapulco, Guerrero.

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