El beso, manantial refrescante de agua mineral, burbujeante, grato, satisfactorio, un acto que marca el principio y fin de una pasión

Beso
El beso FOTO: WEB

Indiscutiblemente el beso está relacionado al amor y a la pasión. Como bien señala el poeta Jorda Catus, «un beso es ese instante sublime en el que tu respiración y la mía se hacen una sola». En un beso se funde el aliento de los amantes. Aliento es ánima, alma, por lo que podemos decir que el beso funde, funda, el alma de los amantes. Por eso se dice que el sabor de la boca de un hombre define la clase de amante que es. La limpieza es importante, por lo tanto. Cómo se podría besar una boca que aún mantenga vivo el sabor de los alimentos. Y es que es en la boca donde encuentra mayor definición el gusto.

El beso es un acto en el que se encuentran dos órganos que no están envueltos en piel. El beso es introductorio, en el beso se reconocen los sentimientos de la otra persona, sus intenciones. El beso es el torbellino que nos arrastra y enamora; por ello hay que tener cuidado con eso. Hay hombres que conocen el poder alquimista de un beso; saben que el elixir de una pasión se puede diluir en esta caricia íntima y por ello lo aprovechan.

El beso es la caricia que más se parece a un oasis, manantial refrescante de agua mineral, burbujeante, grato, satisfactorio. Es preferible el beso agradecido de la amante que no se siente lista para el sexo, a la jornada forzada de caricias que pierde todo el sentido del amor. Por eso el beso es el principio y fin de una pasión.

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