La mándala obradorista de no mentir, no robar y no traicionar, a unos meses de que esta gobernación llegue a su fin, ha sido olvidada por completo por el gabinete de la 4T. Después de los sobres amarillos que recibían los hermanos del presidente López Obrador y del escándalo de la “Casa Gris” donde vivía su primogénito, vino la cereza del pastel con el caso de Segalmex. Lo grave del caso es que este organismo supuestamente aliviaría la pobreza de millones de mexicanos con productos de primera necesidad y de la canasta básica.
Sin embargo, ahora se sabe que la Auditoria Superior de la Federación (ASF) detectó irregularidades por 11 mil millones de pesos, superando por mucho los siete mil millones de pesos reportados en la llamada “Estafa Maestra”. Este desvío deja muy mal parado al gobierno de la 4T, pero sobre todo al Ejecutivo federal, quien se ha llenado la boca diciendo que en su gobierno son puros como el agua bendita.
Lo cierto es que mientras no sea llamado el extitular del organismo, Ignacio Ovalle, para rendir cuentas y sea castigado con cárcel, los mexicanos llegarán a la conclusión que el gobierno de la 4T resultó peor que los anteriores.
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