En Segalmex hay tanta corrupción que el presidente López Obrador la ha tenido que reconocer. Sin embargo, a pesar de que le han mostrado la corrupción en esa dependencia, el presidente ha defendido a su amigo Ignacio Ovalle, un priista de toda la vida, a quien puso como director de Segalmex, diciendo que él es buena persona, pero que puso en la dependencia a “priistas de mala entraña que lo engañaron”. ¡Vaya cinismo!
De acuerdo con reportes del periódico El País, Segalmex “firmó un convenio por 99,9 millones de pesos —unos 5,3 millones de dólares— para adquirir 1,8 millones de garrafones para el agua, de los cuales solo recibió como máximo un tercio”. Por supuesto, el resto de los garrafones se pagó, pero nunca se los entregaron a Segalmex, quien por cierto no hizo ningún reclamo.
Por supuesto, este es sólo un ejemplo de los muchos que muestran la forma como operó el organismo Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) que López Obrador creo para sustituir a Liconsa y Conasupo y así evitar la corrupción en esas dos dependencias. No contaba López Obrador que la corrupción de esas dos empresas se reuniría en Segalmex gracias al, otrora, aliado de Raúl Salinas de Gortari, un sujeto llamado Ignacio Ovalle.
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